
La ciudad que huele a comida, ella misma da sombra y da olor, lo bueno que no se trata a olor de humo ni densidad de contaminación de coches.
Densidad no es sinónimo de ruido en este lugar.
El acero y el vidrio caminan paralelamente y en muchos aspectos el factor escala ha aumentado con respecto a otras capitales, en los coches, vias, y gastronomia.
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