Dificil como resumir un viaje de tan solo cinco dias a
Budapest, Hungria.
El buen tiempo nos acompañó en nuestro viaje, haciendo muy cómoda la estancia y poder recorrer la ciudad andando, evitando asi el metro.
La impresión de esta ciudad a nivel urbano es muy positiva. Sus amplias calles y avenidas, la pequeña sección de muchas de sus manzanas, permiten encuentros muy soleados donde nos podemos encontrar terrazas llenas de vida.
La importancia de la comunicación y las relaciones, en el transcurso de la historia de esta ciudad, la saben sus conocidos puentes, cada uno de ellos diferente en forma, material y cromatismo (
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La arquitectura se traslada al entramado de sus calles y encuentros, a las magnas fachadas señoriales donde se respira una época anterior con enorme presencia y con gran mimo en sus bordes, en resumen, en su historia. En Buda y en Pest.
Convivencia entre tranvia, el bus, las bicicletas y el peatón, hacen de esta relación una ciudad muy recomendable. Lo sorprendente es la comodidad en sus recorridos; en poco tiempo, cualquiera se hace con la ciudad siempre ordenada bajo la curva del Danubio.
Con ánimo, no dudéis en subir a la
ciudadela, desde allí no os arrepentiréis de la visión global de toda la ciudad.
Tan solo os muestro un resumen fotográfico de mi visita que espero que sean de vuestro interés. Fueron tomadas del 12 al 16 de abril de 2016.
Existen, a diferencia de otras ciudades, una gran cantidad de bancos para el disfrute y el reposo.
Recomendaciones que os doy: recorrido en barco por el
Danubio, visita al
Parlamento, recorrer el
barrio Judio y coger el Tranvia Nº2, que os dará una visión cómoda de todo el perímetro de la ciudad.
No me olvido de las conocidos
Balnearios Termales, para reponer fuerzas los últimos dias de vuestro viaje.
Como siempre hay que hacer, es dejar algo por ver, entre otras cosas el
Museo del Terror y la Sinagoga, además de disfrutar de la Ópera, pero eso será en otro viaje, os lo dejo a vosotros.
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